Proteger el orden internacional
Alicia Cebada Romero
La guerra de agresión iniciada
por el líder ruso no tiene como objetivo Ucrania, sino que es un torpedo contra
la línea de flotación del orden internacional. Ahora amenaza a Suecia y
Finlandia. Frente a los avances democráticos y la consolidación del Derecho
internacional de los derechos humanos, Rusia había comenzado a manifestar una
voluntad descarnadamente regresiva en el siglo XXI. Lo hizo en Georgia, en 2008.
Ahora sabemos que Crimea fue un ensayo de la conquista de Ucrania, un Estado
soberano. El Gobierno ruso también ha hecho todo lo posible por bloquear los
desarrollos del Derecho internacional más vinculados a la protección de las
personas y sus derechos y al reconocimiento de los cambios en la sociedad
internacional que configuran una comunidad en la que los Estados no son los
únicos actores internacionales. El Gobierno ruso se sentiría más a gusto en una
sociedad internacional constituida únicamente por Estados que no estuvieran
constreñidos por determinadas normas internacionales. Estaría encantado con una vuelta a un unilateralismo
descarnado. Querría volver a establecer un marco en que el derecho
internacional se ocupara exclusivamente de regular la coexistencia de los
Estados, renunciando a otros objetivos como el mantenimiento de la paz y la
seguridad internacionales, mediante la prohibición del uso de la fuerza armada;
o la protección de los derechos fundamentales – que ha llevado a la
confirmación de la subjetividad internacional de los individuos.
Los representantes rusos,
acompañados en este afán por los chinos, se han empeñado en estos años del
siglo XXI, en cuestionar los consensos internacionales en estos ámbitos. Cuando
estamos a punto de festejar el Día de la Mujer, conviene recordar que los Gobiernos de estos
dos países, acompañados por el inefable Trump, se despojaron de los complejos
para bloquear la Agenda Mujeres, Paz y Seguridad en los prolegómenos de su
vigésimo aniversario. En 2019 se ocuparon de frustrar la intención de Alemania
de aprobar una decisiva Resolución del Consejo de Seguridad sobre violencia
sexual en conflicto, exigiendo renuncias en el articulado de la Resolución, a
cambio de una abstención, que simbolizó un portazo en toda regla a la Agenda.
En este marco, tanto los representantes rusos, como los chinos, han expresado
sin ningún tipo de disimulo, su desconfianza hacia la sociedad civil, alarmados
por la tendencia del Consejo de Seguridad hacia una mayor apertura a la
participación de las organizaciones no gubernamentales en sus sesiones.
Renuentes y recelosos de la introducción de la lógica de los derechos humano,
encarnada en la Agenda Mujeres, Paz y Seguridad, en el sistema de seguridad
colectiva, y aferrados a un modelo en el que solo se reconoce el poder de los
Estados y que da la espalda a la evolución, innegable, de la sociedad internacional.
En los debates relativos a la Agenda Mujeres, Paz y Seguridad, que busca
fundamentalmente potenciar y aumentar la participación de las mujeres en las
negociaciones de paz y protegerlas del impacto de los conflictos, los representantes
rusos han llegado a sostener que no debe hablarse de violencia de género
asociada a los conflictos, sino de violencia
contra los civiles, negando la naturaleza específica de los crímenes
perpetrados contra mujeres y niñas, incluyendo la violencia sexual.
El gobierno ruso querría vivir en
una comunidad internacional que estuviera regida por un derecho internacional
al servicio exclusivo de los Estados. Pero lo cierto y verdad es que el Derecho
internacional es hoy día un instrumento al servicio de la humanidad. Nosotros,
como parte de la sociedad civil, no debemos dejar de exigir que no se permita a
Rusia culminar esta regresión. En vísperas de la semana de la mujer, debemos
reclamar que se siga avanzando hacia la igualdad, que no se condone una guerra
de agresión, y denunciar los intentos de limitar derechos. No aceptaremos
ningún movimiento que no conduzca a avances en estos ámbitos. Ni un paso atrás.
En el contexto actual no debemos reconocer ningún hecho consumado que se haya
derivado de un uso ilícito de la fuerza armada. Y pedir que se escuchen las
voces de las mujeres también en esta nueva guerra ilegal.
ResponderEliminarProteger el orden internacional y la práctica del derecho es esencial para fomentar la estabilidad, la justicia y la cooperación entre naciones, promoviendo un mundo más seguro y equitativo.