JORNADA ORGANIZADA POR DEMOSPAZ: Derechos Humanos, Convivencia y Gestión Positiva de la Diversidad.
17 de noviembre de 2021.
Os dejo aquí mi intervención:
Derechos Humanos y Diversidad
Alicia cebada Romero
¿Cómo garantizar los derechos humanos en sociedades diversas y
plurales?
Impidiendo que la diversidad se
convierta en desigualdad. La promoción de la igualdad resulta esencial.
En ese momento, la situación es
alarmante y más después de más de un año y medio de pandemia. Se ha hablado de
una cronificación de la desigualdad,[1]
aunque habría que añadir que esa cronificación solo es un fenómeno nuevo en el
Norte Global, donde hemos tenido que aprender a convivir con la conciencia de
nuestra vulnerabilidad.
De acuerdo con Gorän Therbon, la
desigualdad debe ser tratada como un fenómeno multidimensional[2].
Y constituye una violación de la dignidad humana porque impide que las personas
puedan desarrollar sus capacidades humanas.
Él sostiene que la “desigualdad
mata”, reduce la esperanza de vida, nos hace más vulnerables a las enfermedades
y a la violencia. En sus palabras: “la desigualdad es una violación de la
dignidad humana, una negación de la posibilidad de desarrollo de las
capacidades humanas. Puede adoptar múltiples formas y tiene múltiples
consecuencias: muerte prematura, mala salud, humillación, subyugación,
discriminación, exclusión del conocimiento o de la vida social predominante,
pobreza, impotencia, estrés, inseguridad, ansiedad, falta de confianza en uno
mismo y de amor propio y exclusión de las oportunidades que ofrece la vida”.
Que la desigualdad mata es una verdad indiscutible en el caso de la desigualdad de género, que se expresa mediante la violencia machista, la que se ejerce contra las mujeres por el mero hecho de serlo (de acuerdo con la definición recogida en el Convenio de Estambul).
Therbon sostiene la existencia de
tres tipos de desigualdad: la desigualdad vital , que deriva de nuestro
estatus social y que se expresa en diferentes opciones u oportunidades de vida
y que se puede conectar con la necesidad de redistribución, aunque también se
puede relacionar con el reconocimiento[3].
Los indicadores de la desigualdad vital serían la esperanza de vida, las tasas
de mortalidad, los relativos a la salud o a la educación.
La desigualdad existencial,
que se refiere a la asignación desigual de los atributos que constituyen a la
persona: autonomía, dignidad, libertad, derecho al respeto (todo esto tiene que
ver con el reconocimiento).
Y la desigualdad de recursos, que
requiere redistribución.
Gorän Therbon mantiene que cada
una de estas desigualdades tiene su propia dinámica. También se refiere a la
producción de desigualdades a través del a) distanciamiento; b) la explotación;
c) la exclusión; d) la jerarquización.
No nacemos desiguales. Nacemos
diversos, pero no desiguales. Es el sistema el que nos hace desiguales. Mientras
que la diversidad es un activo para la sociedad, la desigualdad configura
sociedades estructuralmente violentas. No se puede aspirar a alcanzar el ODS 16
si persiste la desigualdad.
Si no se acepta la diversidad
inherente a todo grupo humano, existe el riesgo cierto de que esa diversidad se
traduzca en desigualdad, por la aplicación a determinados subgrupos de
cualquiera de estos mecanismos de producción de desigualdades. La falta de
reconocimiento, acompañada de la falta de redistribución, de los colectivos
diferentes, lleva a la discriminación, a la desigualdad – probablemente en
cualquiera o en todas las dimensiones mencionadas.
¿Cómo hacer frente a las dinámicas de polarización, que exacerban las
diferencias y dividen y enfrentan a la sociedad?
Hay que evitar que la diversidad
sea objeto de la aplicación de instrumentos de producción de desigualdad. La
diferencia no debe convertirse en desigualdad. Hay que reconocer y hay que
redistribuir. Tendremos que ser capaces de utilizar estas dos claves en
nuestras comunidades más cercanas, pero también deberemos – desde una
perspectiva más global – ser capaces de levantar la mirada y superar las
fronteras nacionales, para llegar a soluciones que alivien las grandes
desigualdades que se dan más allá del Estado, en el plano internacional.
Vivimos un momento histórico en
que se han ido desencadenando crisis, sin que hayamos logrado resolver
definitivamente ninguna de ellas. En el mundo occidental, nos sentimos más
vulnerables que hace 20 años. Primero sufrimos el impacto del 11S, luego nos
vimos inmersos en una crisis financiera global, todavía no hemos logrado dejar
definitivamente atrás la pandemia del COVID 19. En estos días, cuando aún nos
falta tomar plena conciencia de la crisis climática que es una realidad,
sufrimos la amenaza de la crisis energética. Pero ya lo ha advertido la FAO, no vamos a poder
salir de estas crisis si no se aplican recetas que específicamente busquen
paliar las desigualdades.
Para evitar la polarización,
además, hay que fomentar el DIÁLOGO. Porque el diálogo en sentido genuino exige
el reconocimiento del otro y contiene un ingrediente fundamental que es la
escucha. La idea del diálogo como un espacio y un proceso de reconocimiento
mutuo me parece muy adecuada para subrayar su valor.
También habría que rebajar la
carga de negatividad que ensucia la conversación pública. Sería altamente
recomendable que los actores públicos y los políticos se autocensuran en cuanto
a la difusión de discursos negativos y centrados en descalificar al otro. El
ruido en el espacio público solo sirve para emponzoñar una realidad ya
suficientemente difícil.
Hay que reducir el malestar
social, el descontento, evitar que sigan aumentando los grupos de perdedores de
la globalización. El panorama que tenemos no es nada halagüeño. Tras el COVID
19 se ha perdido un tiempo de oro en la lucha contra la desigualdad y hay
perdedores muy claros: los jóvenes, las mujeres y otros colectivos en situación
de vulnerabilidad, como los inmigrantes. El Programa de Desarrollo de Naciones
Unidas ha denunciado que 2020 fue el primer año en que el desarrollo humano
global sufrió un deterioro desde que se creó el concepto en 1990
¿Cuáles son las principales fuentes de discriminación, como se
manifiestan y que estrategias son más efectivas para reducirlas?
Se pueden identificar las fuentes
de discriminación con los productores de desigualdad a los que me he referido
antes, sobre la base de Therbon: a) distanciamiento y exclusión; b) explotación
y c) jerarquización.
Para evitar el distanciamiento y
la exclusión hay que encontrar fórmulas de redistribución. A escala global, me
parece prioritario acabar con los paraísos fiscales[4].
Si acabáramos con los evasores de impuestos, se podrían reforzar las políticas
nacionales e internacionales de redistribución, con lo que se instalaría un
modelo económico más justo.
El distanciamiento viene
provocado por la desventaja comparativa, por lo que se puede salvar con
mecanismos de discriminación positiva. Y la exclusión conlleva la marginalidad
por las dificultades de acceso. Para evitar la exclusión las políticas
públicas- salud, educación, social - son fundamentales.
Es esencial que el Estado
despliegue un escudo social para proteger a los más vulnerables. Según Eurostat
el 27% de los españoles estaban a finales de 2020 en riesgo de pobreza o
exclusión social. Para estas personas es apremiante en estos momentos en
nuestro país, facilitar el acceso al
ingreso mínimo vital.
Hay que promover el
reconocimiento. Aquí el ejemplo del movimiento feminista y su lucha por el
reconocimiento de los derechos de las mujeres es alentador. Probablemente los
grupos excluidos y marginados tienen que agruparse y constituir alianzas,
pacíficas.
Para evitar la explotación hay
que establecer normas que protejan a los más vulnerables. No sólo hay que
prohibir el trabajo infantil o el trabajo forzado, graves violaciones de los
derechos humanos, sino que también hay que promover un trabajo decente, un
trabajo digno – No puede ser que cada vez haya más trabajadores pobres. El
salario mínimo interprofesional es clave.
Y hay que evitar la
jerarquización, a través de la aplicación del Estado de Derecho. Todos somos
iguales ante la ley. También hay que buscar formas humanas de gestionar los
flujos migratorios.
Otras líneas de actuación: Educar
en Diversidad y Empatía (escuelas e institutos); Acción para fomentar la
tolerancia y el respeto (alianza con la sociedad civil).
Conexión con el ODS 16 Paz,
Justicia e Instituciones Sólidas. Es necesario crear sociedades pacíficas,
justas e inclusivas.
[1] ElPais
“El virus cronifica la desigualdad”. https://elpais.com/economia/2021-11-02/el-virus-cronifica-la-desigualdad.html#:~:text=La%20pandemia%20golpea%20m%C3%A1s%20a,las%20menos%20equitativas%20de%20Europa
[2] La
Desigualdad Mata, Alianza. Madrid, 2015.
[3] Véase
este artículo del 2 de noviembre donde se señalaba que un recién graduado en Derecho proveniente de
un entorno humilde tenía muchas menos probabilidades de obtener un salario
digno que uno proveniente de un entorno desahogado (https://elpais.com/educacion/universidad/2021-11-02/con-titulo-universitario-y-en-riesgo-de-pobreza-estudie-derecho-estoy-en-paro-y-antes-trabaje-14-anos-limpiando.html
).
[4] Según
los datos que recoge Andreu Missé, para El País, la evasión fiscal supera en la
UE los 135.000 millones de euros al año https://elpais.com/economia/2021-11-02/atreverse-con-la-desigualdad.html
La igualdad de oportunidades es un compromiso esencial. Adaptar nuestras sociedades para incluir a todas las personas, sin importar sus necesidades especiales, es un paso hacia una comunidad más justa y enriquecedora para todos.
ResponderEliminar