Afganistán: el Dinero no Basta

Acaba de clausurarse la conferencia de donantes en Tokio. Los 70 países y organizaciones asistentes se han comprometido a transferir  16.000 millones de dólares a Afganistán en cuatro años. El gobierno afgano, por su parte, ha prometido intensificar sus esfuerzos en la lucha contra la corrupción. 

El mayor donante es Estados Unidos, seguido por Japón, Alemania y Reino Unido. Afganistán es uno de los 10 países más pobres del mundo y desde 2002 ha recibido ya 60.000 millones de dólares. 

La guerra contra los talibanes no ha terminado y el riesgo de que acaben haciéndose con el control del país es cada vez más real. La ejecución de una mujer por su marido a la que hemos asistido recientemente demuestra con claridad el carácter inhumano de la legislación talibán y lo inadmisible que sería que la comunidad internacional permitiera un retorno de los talibanes al poder. Ya decía en otro post hace unas semanas que es inexplicable cómo se espera que el ejército y las fuerzas de seguridad afganas puedan conjurar la amenaza talibán cuando el todopoderoso Estados Unidos, apoyado por la OTAN, no ha podido hacerlo en más de 10 años.

El dinero es necesario en un país que sufre una pobreza salvaje, pero no es lo único que los afganos necesitan. Se puede producir la trágica paradoja de que los compromisos de los donantes se conviertan en papel mojado porque no se puedan hacer efectivos si los talibanes consiguen ganar la guerra. De hecho, la Unión Europea ha condicionado su ayuda al progreso en el respeto de los derechos humanos y en la implantación de un Estado de Derecho. La conferencia de donantes no puede y no debe ser suficiente para lavar la conciencia de la comunidad internacional. Los afganos no pueden luchar solos contra la amenaza talibán, que se fortalecerá cuando se produzca la retirada occidental en 2014.

Si quieres leer la Declaración de Tokio, la tienes aquí.