El riesgo de que el conflicto en el Este de la República Democrática del Congo (RDC) se escape de control y se acabe regionalizando es cada vez más real. En un reciente informe preparado para Naciones Unidas por un grupo de expertos independientes se acusa al gobierno ruandés de estar apoyando a los rebeldes de Kivu (el M23). En concreto se le acusa de estar suministrando armas y municiones al líder rebelde el General Bosco Ntaganda, contra el que pende una orden de detención de la Corte Penal Internacional, y de estar financiando la rebelión.
El Presidente ruandés, Kagame (en la foto), se ha esforzado en estas últimas semanas en negar las acusaciones. Gracias a su alianza con Estados Unidos ha conseguido retrasar la aprobación del informe de expertos de Naciones Unidas. Estados Unidos ha bloqueado en el Consejo de Seguridad la aprobación del informe, ofreciendo al gobierno ruandés la posibilidad de presentar alegaciones a las conclusiones provisionales. En cualquier caso, el informe provisional del Grupo de Expertos de Naciones Unidas está disponible aquí. Las acusaciones son importantes y en caso de probarse ciertas conllevarían una responsabilidad directa de Ruanda por las actividades desarrolladas por el M23 en el territorio de la RDC.
Kagame no ha conseguido impedir que Estados Unidos, Holanda y el Reino Unido suspendan la entrega de ayudas a Ruanda. El informe de Naciones Unidas venía precedido de las denuncias de Human Rights Watch sobre el apoyo ruandés a Ntaganda en flagrante violación del embargo de armas decretado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en relación con los rebeldes congoleses.