Hace unos días opinaba que la intervención armada de la comunidad internacional no era una buena solución. En las condiciones actuales, con el régimen sirio bombardeando de nuevo ferozmente algunas ciudades, y con una situación que ya ha sido calificada desde la ONU como guerra civil, ya no estoy tan segura.
La utilización del término guerra civil, supone que formalmente la oposición pasa a tener el estatus de combatiente y ya no puede ser tratada por el régimen como un grupo de criminales o terroristas. No obstante, Estados Unidos se resiste todavía a hablar de guerra civil, porque ello supondría admitir el fracaso definitivo del plan de Kofi Annan y cerrar prácticamente la vía diplomática. Todo esto se explica perfectamente en este
video de Al Jazeera.
En cualquier caso, independientemente de las clasificaciones, parece claro que estamos ante un conflicto interno de carácter violento y ambas partes, a mi juicio, están sometidas al Derecho internacional humanitario. Un Derecho que condena las matanzas, el uso de niños como escudos, así como su
reclutamiento.
Como muchas guerras intestinas, el conflicto puede desbordarse más allá de las fronteras sirias. La regionalización del conflicto parece más probable que nunca. Se teme su extensión a
Líbano. El régimen criminal (me niego a seguir llamándolo Gobierno) sirio ya ha denunciado que la oposición está siendo organizada desde ese país. Miles de personas tratarán de escapar de la violencia refugiándose en los países vecinos. Otras quedarán atrapadas en Siria.
Frente a este escenario, ¿no sería mejor tratar de invocar
el espíritu de la resolución Unión por la paz de la
Asamblea General (377 - V) y llevar a cabo una intervención armada, si se consigue el respaldo mayoritario de los miembros de Naciones Unidas? Quizás Rusia y China se acabaran sumando a la iniciativa, so pena de quedar completamente aislados. Para ello habría que dejar claro que se va a actuar para evitar cualquier acción violenta, de cualquiera de los dos bandos.
En una entrada hace unos días, recalcaba que se deberían establecer mecanismos para exigir responsabilidad a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad por no tratar de evitar la comisión de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Las actitudes de Rusia y China, que se han negado incluso a que el Consejo de Seguridad imponga sanciones a los criminales sirios son inadmisibles.
La opción de la intervención tiene muchos riesgos. Incluso puede ser que, como dice Richard Falk, produzca un empeoramiento de la situación. Pero algo hay que hacer. En las circunstancias actuales, si la vía diplomática queda definitivamente cerrada, para evitar un descrédito total de Naciones Unidas, será necesario que se EXPLIQUEN los pros y los contras de una intervención en Siria. Si, en efecto, la no intervención es la mejor opción, se podrá JUSTIFICAR, no? Estas explicaciones son absolutamente NECESARIAS y el asunto se debería discutir en la Asamblea General, el órgano plenario de Naciones Unidas.
La tragedia siria lo es sobre todo para el pueblo sirio, pero también lo está siendo para Naciones Unidas y eso que llamamos la comunidad internacional, cuyo prestigio puede quedar definitivamente diezmado.